Creo que el camino que lleva Pedro Sánchez o, mejor dicho, por el que le llevan. Nos conduce al
desastre como Partido de las personas
trabajadoras, activas y pasivas.
Cómo
pienso que nuestro electorado no es menos socialista. Tengo que pensar que algo
hemos hecho muy mal, para que nos castiguen tan contundentemente.
Uno
de nuestros primeros problemas ha sido nuestro éxito. El Partido se nos ha llenado de arribistas que venían a
tocar poder para corromperse, o vivir del cuento. Todos conocemos unos cuantos a
nuestro alrededor. Pero tenemos que esperar a que los trinquen los jueces. No
nos hemos dotado de los medios y la voluntad política de acabar con ellos.
Alfredo
Rubalcaba los definió acertadamente a
esos “no socialistas” o que en un momento dado dejaron de serlo: gente que
empieza a vivir de la política bien
o muy bien y comienza a pensar, cómo
vive.
Cuando
nos hurtaron la conferencia de organización, surgida de una resolución
congresual, con el señuelo de realizar una conferencia política para colmar las demandas ciudadanas. Nos
pusieron la primera trampa: no tuvieron en cuenta que la principal demanda
ciudadana era que limpiásemos el Partido de corruptos y vividores.
No
hicimos caso y nos castigaron, pero seguimos haciendo caso omiso a las demandas
y a las advertencias… Y seguimos cayendo.
El
ejemplo de nuestras élites ya retiradas o en activo, los llamados barones o
baronesas, ¡qué nombre tan feo para un partido socialista! Arremetiendo contra
el primer Secretario General elegido directamente por la militancia ha sido
vergonzosa. Alguno, además, se ha
permitido mofarse directamente de quienes han optado por ese modelo de elección
y por las primarias.
Últimamente,
nos sorprenden con el tema de los pactos con al PP, continuamente reclamado por
algunos, retrotrayéndonos a tiempos pasados. Sin tener en cuenta que los
escenarios pasados nada tienen que ver con el actual.
Ahora
ha sido el Antiterrorista. Nos van a meter el TIPP negociado en la máxima
obscuridad, y Pedro Sánchez nos habla ahora del de la Educación.
Espero
sinceramente que no sea un ensayo para futuros pactos de poder con el PP,
después de las elecciones.
Quizá al final, desde una orilla u otra, podamos
cumplir una tarea urgente para la salud económica y política de la ciudadanía
española: servir para desalojar al PP de todas las instituciones posibles.
Luego
deben de llegar tiempos de regeneración, de la mano de una militancia modelo.
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