La canallada que le
están haciendo a Syriza en Grecia
La versión más común que aparece en los
mayores medios de información en España –cuyo sesgo conservador y/o neoliberal
excluye cualquier versión diferente y crítica que la que promueve la sabiduría
convencional- es que lo que está ocurriendo en las negociaciones de Grecia con
los acreedores para renegociar el pago de su deuda pública es el estancamiento
de tales negociaciones, que se atribuye a la incompetencia y bisoñez del
gobierno Syriza en Grecia, que aparece con toda claridad en el comportamiento
de su Ministro de Finanzas, el Sr. Yanis Varoufakis, al cual se le presenta
como un payaso narcisista, bastante pomposo y arrogante, que desconoce el arte
de la diplomacia, y que ha estado irritando a los otros Ministros de Economía
y/o Finanzas del Eurogrupo, dándoles lecciones de economía. Vean la discusión
del caso griego en el programa “Classe d’economia” (Clase de economía) de la
televisión pública catalana TV3, monopolizado por el ultraneoliberal Sr. Sala i
Martín, y verán lo que les digo. El “economista de la casa” (como le llaman en
la televisión pública, pagada por todos los catalanes) reproduce, como hace
siempre, la visión neoliberal de los hechos, promoviendo ideología neoliberal
que pomposamente presenta como ciencia económica.
Como he indicado en otros artículos, el
establishment neoliberal (que domina el Eurogrupo y las instituciones
negociadoras de la deuda, tales como el Banco Central Europeo, la Comisión
Europea y el FMI, claramente influenciadas por el capital financiero y por el
partido conservador de la Sra. Merkel en Alemania) (ver “Los establishments
políticos y financieros europeos quieren terminar con Syriza”, Público,
28.04.15), está intentando, por todos los medios, expulsar al partido Syriza
del gobierno, a fin de recuperar el gobierno conservador anterior, conocido por
su vasallaje a estas instituciones. Veamos los datos.
Lo que Syriza pide es lo que el gobierno
alemán pidió antes
Miremos primero qué ocurrió cuando el Estado
alemán estaba en una situación semejante a la que se encuentra el Estado griego
hoy. Al terminar la II Guerra Mundial, el Estado alemán tenía una deuda pública
enorme. Como perdedor de aquel conflicto, había sumado a la deuda pública (con
la que financió su armamento) los fondos de recuperación por los daños causados
a los vencedores. En realidad, un objetivo político de estos –los Aliados- era
impedir que Alemania se recuperara y volviera a ser una amenaza militar e
industrial. La Unión Soviética, el Reino Unido y EEUU, en el Tratado de Postdam
(agosto de 1945), habían pactado destruir e incapacitar a la industria alemana,
para que no pudiera dar pie a otro rearme alemán. Como resultado de ello, la
producción de acero, de automóviles y de muchos otros componentes del sector
industrial de la economía alemana descendió en picado. Los Aliados vieron así
realizado su sueño: Alemania se convertiría en “un país predominantemente
agrícola y pastoral” (como constaba en el tratado).
El perdón de la deuda alemana
En 1946, sin embargo, la política de los
Aliados cambió sustancialmente. Bajo la dirección del Ministro de Asuntos
Exteriores del gobierno federal de EEUU, el Sr. James F. Byrnes, los vencedores
de la II Guerra Mundial permitieron que Alemania se desarrollara sin cortapisas,
ayudándola a que explotara su gran potencial, poniendo como condición que
además de abandonar cualquier orientación bélica, se integrara de lleno en la
Comunidad Europea. Como parte de esta cultura de ayuda y soporte, se le perdonó
nada menos que la mitad de toda su deuda pública, facilitándole, además, el
pago de la deuda restante, condicionando tal pago al crecimiento de la economía
alemana. Se reconocía así que, a no ser que la economía alemana creciera, nunca
podría pagar su deuda.
Como resultado de estas medidas, Alemania no
solo se recuperó, sino que hoy es el Estado que está liderando la Eurozona. Y
lo que, además de paradójico, es cruel, es que el gobierno alemán (que, por
cierto, nunca pagó a Grecia las reparaciones debidas por su ocupación de aquel
país, ocupación que, como he indicado en otro artículo, fue particularmente
dañina y brutal (ver mi artículo “Los costes del nazismo alemán para Grecia y
para España”, Público, 24.05.15), esté liderando las demandas de
que el gobierno griego pague la totalidad de la deuda pública a costa de
continuar los enormes sacrificios y recortes de gasto público que han llevado
al pueblo griego a un enorme desastre humano. Y su mayor aliado en esta
exigencia ha sido el gobierno del Partido Popular (y su Ministro de Economía y
Competitividad, el Sr. Luis de Guindos), cuyo presidente, el Sr. Mariano Rajoy,
lo es también de un partido fundado por personajes pertenecientes a la
nomenclatura del Estado dictatorial, el cual fue producto de un golpe militar
que fue exitoso debido al apoyo del gobierno nazi alemán y del fascista
italiano. Las políticas impuestas por tal gobierno han dañado enormemente el
bienestar de la población española.
¿Qué es lo que pide Syriza?
Lo que pide Syriza es que se permita crecer de
nuevo a Grecia y que se le facilite el poder pagar la deuda (que alcanza el
180% del PIB), pues es obvio que, con las políticas actuales, es imposible
hacerlo. La deuda pública griega (como está pasando también con la deuda
pública española) continúa creciendo a pesar de que los recortes del gasto
público en Grecia han alcanzado niveles nunca antes vistos en un país en
tiempos de paz. Lejos de ser rígido, el gobierno Syriza ha aceptado gran número
de elementos del tratado firmado entre la Troika (el BCE, la Comisión Europea y
el FMI) y el gobierno griego anterior, tales como las privatizaciones, el
establecimiento de superávits en sus cuentas públicas, la disminución de las
posibilidades de jubilación en edad anterior a la legal, y una larga lista de
cesiones, algunas en claro conflicto con su programa electoral. Pero esto no es
suficiente para los establishments neoliberales, que exigen también una
reducción notable de las pensiones y debilitar los convenios colectivos al
máximo, deteriorando todavía más el mercado de trabajo, forzando a un descenso
incluso mayor del que ya ocurrido con los salarios. Como bien ha indicado el
Premio Nobel de Economía, el Sr. Joseph Stiglitz, tales exigencias son abusivas
e injustificables (“Europe is Last Act”, Social Europe Journal, 08.06.15).
La argumentación de que las pensiones son excesivas ignora que la mayoría de
las pensiones no lo son. Antes al contrario, son muy bajas. Y la exigencia de
la Troika de que el Estado no financie parte de las pensiones es una demanda
que entra en contradicción con una práctica generalizada de todos los países de
la Eurozona, incluyendo Alemania, en las que el Estado contribuye a la
Seguridad Social (”Drawing the Right Lessons from the Greek Pension Crisis”,
Andrew Watt, 08.06.15). Todas estas exigencias tienen un objetivo común, pues
constituyen un ataque frontal a la clase trabajadora griega, realizado por el
mundo del capital europeo y griego.
Y ahí está el quid de la cuestión. Es la lucha
de clases sin cuartel, realizada victoriosamente por el capital hegemonizado
por el capital financiero, en contra de la clase trabajadora, que es el
eje de las clases populares. Lo que le importa a la Troika y al gobierno Merkel
no es un objetivo económico, sino político. En realidad, el gobierno Syriza ha
tomado decisiones clave –como establecer una agencia tributaria independiente,
intentar seriamente corregir el fraude fiscal masivo, cambiar la política
fiscal altamente regresiva-, sin que esto cuente para nada. Lo que quieren es
cargarse los instrumentos que las clases populares tienen en su defensa –Syriza
y los sindicatos- para continuar dominando a Grecia. Esta es la realidad
ocultada en los medios de información y persuasión neoliberales en España.
Incluso dentro del FMI, su sección de investigación ha reconocido que las
medidas de austeridad han sido contraproducentes, habiendo sido denunciadas por
miembros del Consejo Ejecutivo de tal institución, que ha acusado al FMI de
anteponer los intereses de los acreedores a los del país, es decir, Grecia. El
representante de Brasil en tal Consejo lo dijo bien claro: “El rescate no ha
sido el rescate a Grecia, sino a los acreedores que fueron las instituciones
financieras europeas”, incluidas las alemanas. Y nada menos que el que fue uno
de los directores del FMI, el Sr. Ashoka Mody, indicó recientemente que
“deberíamos haber aprendido de lo que ha ocurrido en los últimos cinco años,
que ha sido un gran error continuar insistiendo en las políticas de austeridad
en un país que está en un ciclo deflacionario. Personas que han sufrido un
accidente tienen que recuperase antes de exigírseles que corran una maratón”.
Pero el poder del capital financiero es tal que continúan insistiendo e
insistiendo, y lo hacen, como he repetido en varias ocasiones, a sabiendas y
conociendo que estas medidas perjudicarán a Grecia, pues su objetivo no es
económico sino político: controlar aquel país, recuperando su vasallaje. Así de
claro
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