El mayor problema
del PSOE es la excesiva importancia de aparato que permite la toma de
decisiones y el control del aparato a todos los niveles a una pequeña parte de militantes,
que a veces, como decía Rubalcaba: “cómo no viven como piensan, acaban pensando
cómo viven”
El funcionamiento del PSOE se puede
comparar, con las lógicas diferencias de nivel, al de la mayoría de sus
agrupaciones.
Es cierto que no somos en términos
estrictos un partido asambleario, pero las decisiones en nuestras agrupaciones
se deben de tomar en asambleas abiertas a toda la militancia. Este simple
ejercicio no se cumple en la mayor parte de las agrupaciones, lo impiden
pequeños grupos de poder, lo que termina acabando con la falta de participación
de la militancia, y a veces el abandono de la misma.
Las primarias para elegir a
nuestro Secretario/a General, fue un primer paso para la modernización del
PSOE. Pero la labor de este S.G. que debería construir un partido moderno y plenamente democrático con los valores del
socialismo, fue torpedeado desde el primer momento, con continuas zancadillas
internas y externas y las urgencias reales del país, le han impedido realizar
esa labor.
La percepción de la ciudadanía de
que en el PSOE mandan los de siempre y la realización de políticas blandas con
los fuertes y duras con los débiles, siguen
produciendo una incontestable deserción de militantes y una exagerada reducción
de votantes socialistas.
Y así seguirá siendo mientras no
perciban un PSOE plenamente democrático en todos sus niveles, que sea
ejemplarizante con toda clase de corrupción: económica o intelectual, y aplique
en todos los niveles: municipales, autonómicas y nacionales, políticas socialistas.
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